Me gusta el negro. Que nadie piense que soy un psicópata ni un amargado. Sé, que en los test psicotécnicos, soy el baremo perfecto para que los despiadados recursos humanos te dejen sin cruzar el umbral de la puerta. Supongo que lo correcto será elegir el rojo o el azul, pero a mí me gusta el negro. El primer recuerdo que tengo es el de mi madre dándome un beso de madre mientras me arropaba y me deseaba que tuviera bonitos sueños. Yo siempre soñaba oscuro, así que supuse que el negro era algo bueno. Fui creciendo y me fui dando cuenta de que la primavera no era negra; ni siquiera el otoño lo era. No había helados negros, ni cajas de ceras con doce ceras negras. De los cuatro colores del parchís que tanto me gustaba, ninguno era negro. El mar azul. La sangre roja. El campo verde. Yo seguía soñando oscuro, pero ahora, que ya sabía hablar, no podía compartirlo con nadie. No quería que la gente me señalara por la calle: ¡mira!, ¡allí va el niño que sueña oscuro! Me daba miedo que mi madre me llevara al psicólogo, como llevaban a Marquitos por hacerse pis en la cama. Lo que más miedo me daba no era que supieran que soñaba oscuro, sino que me gustaba. Me daba tranquilidad, tanta que, cada vez que me ponía nervioso, cerraba los ojos y soñaba que estaba soñando oscuro. Lo digo en pasado, pero no debería, porque cada vez que necesito calma cierro los ojos y regreso al oscuro. Lo malo es que, si hay mucha luz, los párpados son más cortinas tupidas que persianas herméticas. De pequeño lo solucioné comprando una cartulina negra que guardaba debajo de la cama, y a la que miraba fijamente cuando necesitaba pensar o cuando necesitaba dejar de hacerlo. Lo bueno de ser mayor es que tienes menos imaginación pero tienes más recursos. Ahora tengo un cuarto, el cuarto de aislamiento o el cuarto de pensar, según lo requiera el momento (llamarlo cuarto oscuro sería tan exacto como impropio, porque hay connotaciones que superan al propio lenguaje). Es un cuarto interior al que pinté de negro para asegurarme de que la luz no manchara el café sólo con una sola gota de leche. Bueno, hablo en presente o en pasado reciente, y debería hablar en un pasado clausurado, como está el cuarto desde hace meses. Siempre pensé si realmente el negro era bonito. Ahora no tengo dudas. Cuando necesito calma me refugio en tus ojos negros.
Y si en la última frase cambiamos ojos negros, por ojos verde atípicos, pegamos un salto con doble mortal hacia atrás y triple tirabuzón desde un simple relato hasta la realidad.
Y si en la última frase cambiamos ojos negros, por ojos verde atípicos, pegamos un salto con doble mortal hacia atrás y triple tirabuzón desde un simple relato hasta la realidad.
20 comentarios:
Jope, Mariano, ¡¡qué bueno eres concatenando recuerdos y recursos, jodío!!
Y yo que me alegro mucho de que cuentes con esos ojos verdes atípicos.
:)
Besazos
Por un momento me he relajado imaginando todo negro. La oscuridad y el silencio son la combinación perfecta.
Pero donde estén unos ojos...
Ya te imagino cantandole a la susodicha esta cancion
http://es.youtube.com/watch?v=10T43qA5Hf4
Ojos negros esta bien, ojos atipicos suena como un "te quiero bastante" en labios de un amante.
como decía la canción, "ojos negros piel canela..."... muy bueno... abrazo
Ojos verdes...verdes ojos...
Te felicito por haber clausurado el cuarto
El negro es elegante. Seguro que tus sueños también lo son entonces.
Pues yo me alegro que la musa de ojos verdes atípicos te haga ver el mundo un poco menos monocromático ;)
Yo? roja roja...
Besos!
mariano, mariano, eres lo más, de verdad. ojalá hubiese más tíos como tú
A mí me relaja el verde, ya sea de unos ojos hermosos y atípicos o de una habitación, o de una montaña...de un valle.
Negros y verdes, ambos hermosos para perderse en ellos y encontrar lo más inesperado y deseado.
Un abrazo
El negro estiliza la figura y los ojos verdes atípicos tranquilizan....
Refugíate en ambos, sobre todo en los ojos que a saber qué te calmarán ...
Un beso
Cuánto tiempo... :)
A mi tb me relajan el verde y el azul... pero el negro me encanta.
Y suscribo el comentario de ad astra :)
Si es que estás sembrado. A mi también me gusta el verde. Besitos
amslclbpm,qesnyqcsvahlvaemdm
El negro es arte, exquisita elección. Solo los grandes adoran el negro.
Por cierto, los ojos negros, una perdición. Los mejores, sorry!
saludazo zurdo (los diestros también tenemos izquierda)
El negro sabiamente contrastado es elegante y magnetico.
Y sobre ojos verdes atipicos y que posiblemente sean cambiantes a la luz que los baña... mejor lo cuentas tú, que seguro disfrutamos los demas.
Besitos.
Zublime con zeta negra de Zurdo. ¿Para qué voy a decir más?
Abrazos
Y lo que relaja el negro... Mi oculista una vez me dijo:
"para tranquilizar la vista cierra los ojos y piensa que estás mirando a un telón negro".
Y funciona.
Podríase definir el negro como ausencia de color, de hecho ES ausencia de color y nos remite al vacío que es en realidad lo más descansado y relajado que hay. También el verde relaja.... y más si es en unos ojos!!!
Un besote
Hola, Mariano:
Me ha gustado mucho este relato tuyo, como me vienen gustando el resto de entradas... Aunque no te comente.
Sólo quería agradecerte que te sigas pasando por el Limón y sigas comentando; odio no poder hacer lo mismo con todos vosotros a diario... Y encima ahora comienzan los exámenes y el tiempo libre será oro.
Gracias otra vez; de corazón.
Besicos de limón
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