Leo poco, leo mucho

Estos días leo poco el periódico (bueno, leer apenas leo, porque lo que hago no pasa de hojear) y veo poco los telediarios, ¡con lo que me gusta a mí fustigarme con las noticias diarias! Me estoy quitando hasta de consultar el teletexto cada equis tiempo. Debe ser de las pocas manías que tengo.
Aunque presto poca atención, hay noticias que se me cuelan en las entendederas por su importancia. Me gustaría tener tiempo y tranquilidad para comentarlas con profundidad (aunque sólo fuera para recordar todas las que me han parecido interesantes estos días):
- Cuba impide a la bloguera Yoani Sánchez desplazarse a Madrid para recoger el Ortega y Gasset: Cuba cambia tan despacio que llega a dar la impresión de que no cambia nada.
- Catástrofe en Myanmar (antigua Birmania): no me entra en la cabeza que se ocupen países porque sí y con mentiras y se permita a esta junta militar dictatorial y sangrienta seguir campando a sus anchas. Todos los países de la zona (incluso países aún más pobres que ellos) ya tienen detectores para ciclones y sunamis, menos ellos. La Junta no ha permitido ayudas humanitarias hasta bastante tarde y, para colmo, repartió ayudar internacional diciendo que era ayuda suya. Absolutamente lamentable. No tienen petróleo, pero suministran arroz a muchísimos países que lo necesitan. Parece increíble la disparidad con la que se presta atención a ciertos regímenes bananeros.
- La crisis del PP: pues que me alegro. Me alegro malignamente porque sí. Y me alegro benignamente porque creo que esta crisis era necesaria y que necesitamos una oposición seria y fuerte. La democracia es más sólida si el arco parlamentario es plural y si los partidos políticos tienen proyectos consolidados y recursos para llevarlos a cabo.
- Esperanza Aguirre, la educación y la sanidad: profesores y sanitarios en huelga por la privatización indiscriminada de la aguerrida liberal y, no menos grave, por su trato privilegiado a los sectores más rancios y reaccionarios de la iglesia católica.

Estos días leo poco el periódico pero leo mucha literatura. Siempre ha sido un placer para mí que ahora se ve gustosamente ampliado por mi nueva profesión. En la última semana me he leído El juego del ángel de Ruiz Zafón, El pozo de Juan Carlos Onetti, Historia abreviada de la literatura portátil de Enrique Vila-Matas y ahora estoy leyendo María bonita de Ignacio Martínez de Pisón (los viajes constantes en metro dan para mucho). Me esperan puestos en fila Luis Landero, Mario Benedetti, Martin Amis, Malcolm Lowry y Murakami.

La única pega de estos días es que no puedo leer todo lo que quisiera a mis escritores favoritos, que sois vosotros.

Alguna vez ya he comentado que, de repente, una sola frase hace que todo un libro merezca la pena (a no ser que el libro sea absolutamente infumable). En el libro de Vila-Matas (que de infumable tiene poco y de interesante bastante) se pueden leer un par de versos que el atribuye a Vladimir Holan, pero que en realidad se inventó porque quería hablar de una Praga negra y contrastarla con el blanco, y simplemente me gustaría compartir con vosotros porque a mí me han encantado:
Oscura la negritud,
del mármol en la nieve.