ESTROFAS GALLARDONIANAS

¡ADVERTENCIA! Aviso para navegantes y navegantas. La primera parte de la entrada, la de las frases cortas que riman, están en clave distendida. O no. La segunda parte, la de las frases largas que precisan de botella de oxígeno para no ahogarse, están en clave tirante de demagogia zurda. Lo digo para que luego nadie venga protestando con lo de que me pongo la piel de cordero para luego pegaros un zarpazo de los buenos. Así que el que no quiera sufrir una nueva andanada desde mis barricadas pacíficas que se apee en la última estrofa.

Hoy hablaremos de Gallardón,
el alcalde capitalino,
muy educado, muy fino,
de alias Ruiz Socavón.

Este personaje munícipe,
Carlos III latente,
quiere ser presidente,
pero aún es alcalde, sólo príncipe.

Se ha subido el sueldo preventivamente,
os conozco, no penséis mal,
con la crisis lo está pasando fatal,
no es barato creerse presidente.

Quería soterrar la emetreinta,
donarnos una superficie transitable,
¡pero finalmente será navegable!
el Manzanares de celos lamenta.

La llama olímpica es su lema,
horada Madrid con denuedo
y espera dar la vuelta al ruedo
si antes con ella no se quema.

Plantó parquímetros ilegales,
de verde y azul pintó las calzadas,
y vuelve ufano a las andadas,
fisgoneando la basura por los portales.

Para esto recicló a Ana Botella
de primera dama a concejala,
escorando a la derecha el ala,
y ahora, la que recicla, es ella.

Investigará en nuestra basura,
y al que mezcle manzana y pera,
una buena multita le espera,
malpensando me suena a usura.

Y si quiere impuestos, pues nada,
yo madrileño cívico propongo,
(y a eso sí que no me opongo),
que nos cobre dos pesetas por meada.

Cada vez me da más pereza hablar de política (rectifico, hablar de políticos), pero llevaba yo unos días queriendo escribir algo sobre Alberto Ruiz Gallardón. Sus últimas medidas (nuevos impuestos, paralización de obras...) no merecían menos, pero ha sido hoy cuando me he decidido por una sencilla razón. El buen hombre está en Bali promocionando la candidatura de Madrid 2016 (lo dejo ahí) pero antes de irse de viaje ha subido el sueldo a 103 cargos municipales (incluido él, claro está). Nuestro querido alcalde se ha subido el sueldo un 11,7% y ya gana 107,982 euros anuales (Zapatero gana 91.982).
¿Quién dijo crisis? Pues él mismo dice crisis. ¡La crisis es mejor que el paracetamol, señores y señoras! Sirve para un roto y un descosido. ¿Que mi empresa va mal y tengo que echar a unos cuantos empleados? Crisis. ¿Que no gano lo suficiente (para disgustos) y entonces subo los precios? Crisis. ¿Que tengo que paralizar las obras porque no tengo ni un duro/euro? Pues crisis también.
No seré yo quien diga que la crisis no está afectando a las arcas municipales (no de Madrid, sino de todos los municipios), pero es que nuestra querida ciudad tiene un endeudamiento salvaje. ¿Que por qué? Pues porque es la manera de hacer política de Ruiz Gallardón. Dejó las arcas de la comunidad de Madrid tiritando y ahora está haciendo lo mismo en el ayuntamiento. ¿Ejemplos? La M30 ya va por un 30% más de lo presupuestado (por lo que, ¡uy qué lástima!, se ha aumentado la privatización pero, eso sí, ¡se siente!, no disminuyen las inundaciones cada vez que llueve). La subcontrata de limpieza y recogida de basuras también merecerían un capítulo aparte, y el escándalo de la inauguración del Teatro del Canal, en el que él y la Espe se gastaron un fortunón en la presentación cuando no hay nada programado hasta el 2009 ya es de traca.
¿Y cómo lo soluciona? Aparte de echarle las culpas al empedrado, ahora decide paralizar las obras (que no es por nada, pero eran uno de sus puntos fuertes en su programa electoral). Y como estamos en crisis, pues a freírnos a impuestos: IVI al canto e impuesto de basuras (aparte de las famosas multas por no reciclar).
Y un episodio sangrante donde los haya: los parquímetros. Era ilegal ponerlos fuera de la M-30 y lo hizo. Los vecinos lo hemos estado denunciando hasta la saciedad sin ningún resultado. Un juez así lo ha confirmado hace pocos días y da lo mismo. Los que vivimos en esa zona tenemos que seguir pagando esa especie de impuesto revolucionario pintado de verde y azul.
Mientras que vende en Bali nuestra ciudad olímpica, tiene varios barrios en situación precaria, barrios en los que la suciedad, el trapiecheo y la delincuencia campan a sus anchas con su consentimiento. Sí, con su consentimiento, ni más ni menos. Las denuncias constantes de los vecinos, las movilizaciones se la traen al pairo. Esto no es demagogia, es la puritita verdad.
¿No ha hecho cosas buenas? Pues claro que sí, y no pocas, pero me amparo en mi condición de zurdo, rojo y demagogo para no decirlas (y de ateo, que en un blog ha dicho una mujer muy sesuda que los ateos somos muy pobres intelectualmente hablando).
Alberto Ruiz Gallardón es un encantador de serpientes, un tipo con elevadas ambiciones políticas (eso jamás se lo criticaré si juega limpio) que se las da de buen gestor utilizando la vía más sencilla: dejar las cuentas a cero y buscar nuevos impuestos. Dará el salto a la política nacional (ya lo ha hecho), no me cabe duda. Y seguirá encantando serpientes, muchas más.
Eso sí, si alguno me pregunta que quién prefiero como presidente del gobierno, si a Gallardón, a Esperanza Aguirre o a Mariano Rajoy, lo tengo claro, yo prefiero que gane… ¡Mi Atleti!

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