La montaña rusa

La vida es una montaña rusa llena de subidas, bajadas, curvas, contracurvas, acelerones y frenazos. La vida produce ese vértigo que para uno es gozoso y por el que repite decenas de veces en la misma montaña del mismo parque de atracciones, y que para otros es un martirio que les marea de solo verla en una foto.
Otros se sentirán más bien subidos a un tío vivo que pasa constante por los mismos puntos una y otra vez, una y otra vez, una y otra vez...
Utilizo mucho esta metáfora cuando escribo. No es original (ni la metáfora, ni yo). Sin ir más lejos, el relato que publicaré junto al de Clandestino lleva una montaña rusa en el título y es parte de la estructura narrativa (está al caer "Relatos a cuatro manos" y esta vez espero que sea la definitiva).
Hoy utilizo la metáfora de nuevo porque esta semana me he subido en una absolutamente vertiginosa, una que de momento sólo va hacia abajo, acelerando lenta pero constantemente, con curvas cada vez más cerradas que se empeñan en que mi cerebro se estampe contra mi cráneo. Tras una mala noticia que me zarandeó para la derecha y para adelante, vino otra que me zarandeó para la izquierda y para atrás sin tiempo para asimilar ni una ni otra. Otra me levantó del asiento y la siguiente me hundió en él.
Pero ojo, que no es una entrada lastimera. Ni mucho menos. Si he disfrutado de meses positivos, tendré que apechugar con días malos. Simplemente, es lo que toca. No soy de hierro y mi estado de ánimo no está al cien por cien, y lo siento principalmente por los que me rodean, pero tendrán que alinearse demasiadas montañas rusas seguidas para abatir a este zurdo tozudo y cabezota. Uno de mis puntos fuertes, aparte de mi cuerpo hercúleo, es mi estabilidad emocional apoyada en un optimismo moderado y en una buena capacidad de relativizar las cosas. Ni uno solo de mis proyectos se va a tambalear, sobre todo, porque en ninguno de ellos viajo solo: es más, viajo muy bien acompañado.

Estos días escribo poco en el blog, y os leo aún menos, pero es que a mi mano zurda le cuesta contener la tinta en líneas más o menos rectas con tanta curva y con tanta bajada.