Octogenario, levanta su escaso metro y medio de estatura entre el aplauso cerrado de los asistentes. Recoge con solemnidad el premio que supone su certificado de santidad civil. Nadie duda que tras su muerte recibirá la santidad religiosa. Con mirada beatífica agradece la ovación. Regresa junto al otro premiado, estrechándole blandamente la mano cuando éste se dirige a por su premio. Ya sentado, le observa recogiéndolo y, mientras aplaude, piensa que si midiera un metro noventa y tuviera treinta años menos le daría una buena hostia a la salida para quitarle la sonrisa estúpida de la boca a ese defensor de putas, negros y maricones.
29 de noviembre de 2010
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7 comentarios:
No me extrañaría que incluso pagara a alguien para que hiciera el trabajo sucio...
Besicos
Mmm...no me termina de convencer este micro. Y bien que lo siento, carape. Literariamente, digo. Me explicaré: quizá yo estoy muy espesa con la tos que sigue, pero no termino de entenderlo. Tal y como lo planteas yo leo resentimiento oculto bajo la pose, racismo etc etc, eso está más o menos claro, pero no me convence el planteamiento, es decir, es como si el lugar donde los sitúas no me convenciera de los pensamientos de él. Chico, igual te he liado más, pero quería decírtelo.
Pues yo no sé de qué premios hablas, pero..."Todos los hombres son iguales", lo que pasa que algunos son muy cortitos (de estatura, de estatura)...y no se enteran!!!
Hay gente que es capaz de mantener la sonrisa falsa y la pose durante ochenta años, ya lo creo
Hay gente que mantiene esa pose bajo un traje blanco de Prada incluso...
Lástima que se quedara con la gana.
me he reído montón con el comentario de Alena :D
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