Doblé la hoja en cuatro, tal y como él me había dicho. Doblada, la giré cuatro veces en el sentido contrario a las agujas del reloj, soplando sobre ella al finalizar cada giro. Por último, prendí la cerilla y quemé la hoja.
Su abogado podrá decir lo que quiera, pero el deseo que escribí en la nota no tenía nada que ver con incendiar su casa.
12 comentarios:
jjajajaj, qué risa.
Tendrás que alegar enajenación transitoria!!
Besos
Para que luego digan que los deseoas se cumplen jijijiji
Ten en cuenta que los abogados dan las vueltas a las tortillas que da gusto :)
Besicos
Todo depende de un buen abogado.
Uno bueno es capaz de convertir en hoja las cenizas y leer el deseo.
Salud.
A mí me huele a chamusquina. :-))
Creo que podrías insistir un poco más en esto de los microrrelatos.
Aunque no entiendas y no sepas si es bueno o malo, o te quedes a medio camino. Yo lo seguiría intentando.
Un beso
Si es que una cosa son los deseos y otra...
Un voto muy grande para usted, señor zurdo. Suerte!!!
Hola Mariano:
Interesante micro, es la primera vez que visito tu blog a traves de Red Bull F.1 y me quedo en el para visitarte a menudo.
Saludos
Tessa
A mí me ha encantado y divetido.
Eso sí, lo va a tener crudo...
Besos papirofléxicos.
el fallo fue doblarla en el sentido contrario a las agujas del reloj...
¿Rito japones?
A no ser que con ese papel se encendiera un puro y luego un "acelerante" en la casa de la demandante...no tienen nada que hacer...
Publicar un comentario