24 de septiembre de 2010

Microrrelato nº4

Doblé la hoja en cuatro, tal y como él me había dicho. Doblada, la giré cuatro veces en el sentido contrario a las agujas del reloj, soplando sobre ella al finalizar cada giro. Por último, prendí la cerilla y quemé la hoja.
Su abogado podrá decir lo que quiera, pero el deseo que escribí en la nota no tenía nada que ver con incendiar su casa.

12 comentarios:

Anónimo dijo...

jjajajaj, qué risa.
Tendrás que alegar enajenación transitoria!!
Besos

jairo F.Quindós dijo...

Para que luego digan que los deseoas se cumplen jijijiji

Belén dijo...

Ten en cuenta que los abogados dan las vueltas a las tortillas que da gusto :)

Besicos

Juanma dijo...

Todo depende de un buen abogado.
Uno bueno es capaz de convertir en hoja las cenizas y leer el deseo.

Salud.

leo dijo...

A mí me huele a chamusquina. :-))

Elena Casero dijo...

Creo que podrías insistir un poco más en esto de los microrrelatos.

Aunque no entiendas y no sepas si es bueno o malo, o te quedes a medio camino. Yo lo seguiría intentando.

Un beso

Odiseo de Saturnalia dijo...

Si es que una cosa son los deseos y otra...

Caty Cordero dijo...

Un voto muy grande para usted, señor zurdo. Suerte!!!

Tessa dijo...

Hola Mariano:
Interesante micro, es la primera vez que visito tu blog a traves de Red Bull F.1 y me quedo en el para visitarte a menudo.

Saludos
Tessa

Isolda Wagner dijo...

A mí me ha encantado y divetido.
Eso sí, lo va a tener crudo...
Besos papirofléxicos.

Nat dijo...

el fallo fue doblarla en el sentido contrario a las agujas del reloj...

JOAKO dijo...

¿Rito japones?
A no ser que con ese papel se encendiera un puro y luego un "acelerante" en la casa de la demandante...no tienen nada que hacer...