9 de agosto de 2010

Recuperando relatos: Ahora no

Llevo un buen rato paseando de un lado al otro del andén.
Desde luego soy el reclamo perfecto para los vigilantes del metro, aunque para mi suerte tienen en qué fijarse:
-una pareja tocando el acordeón,
-un tipo que según parece se ha colado,
-otro que no se ha colado pero da lo mismo porque tiene pinta de haberlo hecho,
-un ciego con el bastón ciego,
-una octogenaria con visones muertos almidonándola que se ha perdido y no sabe en qué parte del barrio de Salamanca se halla...
Y yo sigo paseando de un lado al otro del andén.



El cinturón me aprieta cada vez más.



Un sudor frío me recorre la frente raspando como el hielo.
El pulso no puede acelerarse más y decide desacompasarse.
Voy perdiendo oportunidades a cada segundo que pasa.
Ahora no porque hay una madre con un bebé recién nacido.
Ahora tampoco porque una embarazada le cuenta a otra que por fin ha dejado de tener vómitos.
Ahora menos aún, porque una pareja de adolescentes se comen a besos por primera vez.
Ahora no puede ser, porque pasea el hombre con mayor número de deficiencias que he visto en mi vida.
Ahora imposible, una niña da saltos de alegría porque ha acertado cuatro palabras en inglés y se ha aprendido la tabla del dos.
Ahora no porque dos ancianos leen sonriendo el folleto de sus primeras vacaciones.
Ahora no pero en algún momento tendrá que ser que sí. Para eso he venido y por eso no me puedo ir.
Decido sentarme en el banco que está en el centro del andén.
Cerraré los ojos y los oídos.
Y cuando sienta en la piel el viento del próximo tren saliendo del túnel, será que sí.

Léase el relato dos veces. En la segunda cambie “cinturón” por “cinturón explosivo”.

Y si alguno de los concursantes me quiere votar, ya sabéis, en cultura:

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Me gusta este relato mucho, recuerdo que la primera vez que lo leí me impresionó.
¿Te das cuenta de que a partir de "sudor frío" cada frase es como una ráfaga de un tren rápido que ha pasado delante de ti?
Besos

Juanma dijo...

Aterrador en las dos lecturas.

Salud.

Juanjo Montoliu dijo...

El cinturón es un invento del diablo. Sobre todo los agujeros del cinturón.

Todos los cinturones son explosivos, por lo tanto, pero el que tan bien sugieres, lo parece menos, ceñido a una cintura con tantos miramientos.