No, esta vez no voy a hablar de libros, aunque Espejos, de Eduardo Galeano será una de mis siguientes lecturas y, avanzo, una de las recomendaciones clandestinas de diciembre. Hoy toca reflexión abzurda, así que, quien pueda, que salga corriendo.
Siempre he pensado que se puede ir por la vida viendo escaparates y/o espejos. Son dos formas de enfrentarse a la realidad que no tienen porque ser incompatibles. Es más, creo que vamos alternándolas en función de nuestro estado de ánimo y de la potencia estimular de lo que esté al otro lado del cristal, aunque también es cierto que hay personas empecinadas en quedarse con una sola de las alternativas. Y no es menos cierto que a veces los cristales se vuelven opacos (o los volvemos) y no dejan ver lo que hay al otro lado.
¿Qué no os estáis entendiendo nada? No me extraña. Anda, venid y tumbaros conmigo en el diván, que hoy toca una entrada psicutreanálitica grupal. Y tranquilos, que es gratuita (al menos crematísticamente hablando, porque lo mismo os cuesta una buena jaqueca y unos cuantos bostezos).
Con dos pies y dos ojos (los primeros para andar y los segundos para ver, obviamente) tenemos a nuestra disposición el gran teatro del mundo. Caminando, vemos personajes de toda clase y condición. Nosotros somos uno más del elenco. Hay muchísimo personaje secundario, la mayoría, y apenas si les prestamos atención. Pasan a nuestro lado y por nuestra retina como bultos esporádicos. Sólo cuando tienen alguna característica llamativa los convertimos en protagonistas. El número de protagonistas per cápita depende de lo sensibles que seamos a determinados estímulos, lo curiosos que seamos, lo normalizadas o no que tengamos ciertas cosas… Nos fijamos en los guapérrimos y en los feísimos, en los muy altos o en los muy bajos, en los muy gordos y los muy delgados, en ropas y peinados extravagantes, en los que hablan otro idioma, en los que van por la calle hablando solos (aunque esta categoría está bajando en el escalafón de “atenciones”, ya que cabe una alta posibilidad de que estén hablando por el móvil). Nos fijamos en los que les falta algo en su cuerpo, en los que les falta algo en su cabeza, en los que les falta algo en su alma o en su bolsillo. Y a veces, incluso, no nos fijamos en nada. Dos ancianos besándose tiernamente pueden convertir el resto del mundo en un escenario paralizado.
De los que aún estéis despiertos, alguno dirá: «Bien, Zurdo, muy interesante, ¿pero qué tiene que ver esto con los escaparates y los espejos?» ¡Impacientes! Ya voy, ya voy…
Algunas veces vemos a estos personajes desde la lejanía, como algo ajeno, como maniquíes que posan en un escaparate. El desapego nos permite ignorar, olvidar e, incluso, juzgar. Los escaparates nos proporcionan un continuo que va desde el desprecio hasta la admiración. No tienen nada que ver con nosotros. Ni lo tuvieron ni lo tendrán.
Otras, sin embargo, al ver a ciertas personas no vemos reflejados como en un espejo, y no necesariamente porque su pasado, su presente y su futuro sean similares a los nuestros. Algo pone en marcha la empatía y hace que esos protagonistas no sean ya meros maniquíes. El reflejo puede ser de muchos tipos. Nos puede devolver la imagen intacta, distorsionada, agrandada o empequeñecida. Nos puede devolver una imagen del pasado, una imagen en tiempo real o anticipar imágenes del futuro.
Mis reflexiones casi siempre nacen de lo cotidiano, no suelo enzarzarme conmigo mismo de oficio. O sí. En las últimas semanas he coincidido casi a diario con dos personajes que son los que me hicieron escribir este post. Iba a describirlos, a describir la situación, a describir lo que me provocan, pero no lo voy a hacer. No viene al caso, no es importante para mis reflexiones abzurdas. Simplemente os diré que él es un chico de mi edad, más o menos, que duerme en el hueco del cajero de una sucursal bancaria cerca de la librería. Ella, una mujer de unos cincuenta que me encuentro a menudo en el metro. Es ciega y no se apaña. ¿El resto? Os dejo que lo imaginéis, lo inventéis o lo ignoréis.
Feliz fin de semana para todos y todas
(Y feliz cumpleaños anticipado para dos blogueros que mantendré en el anonimato, que salgan ellos si quieren, porque mañana cumplen años.)
Siempre he pensado que se puede ir por la vida viendo escaparates y/o espejos. Son dos formas de enfrentarse a la realidad que no tienen porque ser incompatibles. Es más, creo que vamos alternándolas en función de nuestro estado de ánimo y de la potencia estimular de lo que esté al otro lado del cristal, aunque también es cierto que hay personas empecinadas en quedarse con una sola de las alternativas. Y no es menos cierto que a veces los cristales se vuelven opacos (o los volvemos) y no dejan ver lo que hay al otro lado.
¿Qué no os estáis entendiendo nada? No me extraña. Anda, venid y tumbaros conmigo en el diván, que hoy toca una entrada psicutreanálitica grupal. Y tranquilos, que es gratuita (al menos crematísticamente hablando, porque lo mismo os cuesta una buena jaqueca y unos cuantos bostezos).
Con dos pies y dos ojos (los primeros para andar y los segundos para ver, obviamente) tenemos a nuestra disposición el gran teatro del mundo. Caminando, vemos personajes de toda clase y condición. Nosotros somos uno más del elenco. Hay muchísimo personaje secundario, la mayoría, y apenas si les prestamos atención. Pasan a nuestro lado y por nuestra retina como bultos esporádicos. Sólo cuando tienen alguna característica llamativa los convertimos en protagonistas. El número de protagonistas per cápita depende de lo sensibles que seamos a determinados estímulos, lo curiosos que seamos, lo normalizadas o no que tengamos ciertas cosas… Nos fijamos en los guapérrimos y en los feísimos, en los muy altos o en los muy bajos, en los muy gordos y los muy delgados, en ropas y peinados extravagantes, en los que hablan otro idioma, en los que van por la calle hablando solos (aunque esta categoría está bajando en el escalafón de “atenciones”, ya que cabe una alta posibilidad de que estén hablando por el móvil). Nos fijamos en los que les falta algo en su cuerpo, en los que les falta algo en su cabeza, en los que les falta algo en su alma o en su bolsillo. Y a veces, incluso, no nos fijamos en nada. Dos ancianos besándose tiernamente pueden convertir el resto del mundo en un escenario paralizado.
De los que aún estéis despiertos, alguno dirá: «Bien, Zurdo, muy interesante, ¿pero qué tiene que ver esto con los escaparates y los espejos?» ¡Impacientes! Ya voy, ya voy…
Algunas veces vemos a estos personajes desde la lejanía, como algo ajeno, como maniquíes que posan en un escaparate. El desapego nos permite ignorar, olvidar e, incluso, juzgar. Los escaparates nos proporcionan un continuo que va desde el desprecio hasta la admiración. No tienen nada que ver con nosotros. Ni lo tuvieron ni lo tendrán.
Otras, sin embargo, al ver a ciertas personas no vemos reflejados como en un espejo, y no necesariamente porque su pasado, su presente y su futuro sean similares a los nuestros. Algo pone en marcha la empatía y hace que esos protagonistas no sean ya meros maniquíes. El reflejo puede ser de muchos tipos. Nos puede devolver la imagen intacta, distorsionada, agrandada o empequeñecida. Nos puede devolver una imagen del pasado, una imagen en tiempo real o anticipar imágenes del futuro.
Mis reflexiones casi siempre nacen de lo cotidiano, no suelo enzarzarme conmigo mismo de oficio. O sí. En las últimas semanas he coincidido casi a diario con dos personajes que son los que me hicieron escribir este post. Iba a describirlos, a describir la situación, a describir lo que me provocan, pero no lo voy a hacer. No viene al caso, no es importante para mis reflexiones abzurdas. Simplemente os diré que él es un chico de mi edad, más o menos, que duerme en el hueco del cajero de una sucursal bancaria cerca de la librería. Ella, una mujer de unos cincuenta que me encuentro a menudo en el metro. Es ciega y no se apaña. ¿El resto? Os dejo que lo imaginéis, lo inventéis o lo ignoréis.
Feliz fin de semana para todos y todas
(Y feliz cumpleaños anticipado para dos blogueros que mantendré en el anonimato, que salgan ellos si quieren, porque mañana cumplen años.)
26 comentarios:
Muy bien trenzado el post, y muy cierto.
Sobre los cumpleaños: yo quiero un "scaletrix" y una muñeca hinchable.
pues felicidades a los cumpleañeros!!
creo que has puesto espejos donde eran escaparates, y me has liado un poco, pero en el fondo lo entiendo, y tienes razón.. se trata de verse reflejado en algo, lo que sea, y sí que pasa a veces. Incluso algunas veces vemos algo que no nos gusta y nos vemos haciéndolo... es importante para mejorar..
buen finde!
Jove, no doy una, yo que te había comprado un scaletrix hinchable...
Geminis, error solucionado. Sin duda te nombro correctora oficial de mi blog, XDDD
Uff, no estoy yo para mucho pensar hoy, pero luego te dejo que me des un par de besos...o tres. Besitos
No te preocupes, soy lo suficientemente depravado.
Hay gente para todo. Los que se miran en el espejo, los que miran el escaparate y los que sólo se miran el ombligo. Por ejemplo los políticos de este país que se empeñan en resolver la crisis económica dando dinero a los bancos y diciendo que "ahorran" cuando no gastan. Desde Gayolón a Zp paasando por la Espe, a ver si se enteran que lo que tienen que hacer es financiarse ellos y seguir gastando que la mitad de la población trabaja directa o indirectamente para la Administración y si deja de licitar vamos a terminar todos en la puta calle. ¿Para qué voy a pedir dinero a un banco si no tengo contratación para mi empresa?
En fin, me he desviado un poco del tema pero es que llevo una semana de despidos que no se la deseo a nadie.
Hay gente para todo. Los que se miran en el espejo, los que miran el escaparate y los que sólo se miran el ombligo. Por ejemplo los políticos de este país que se empeñan en resolver la crisis económica dando dinero a los bancos y diciendo que "ahorran" cuando no gastan. Desde Gayolón a Zp paasando por la Espe, a ver si se enteran que lo que tienen que hacer es financiarse ellos y seguir gastando que la mitad de la población trabaja directa o indirectamente para la Administración y si deja de licitar vamos a terminar todos en la puta calle. ¿Para qué voy a pedir dinero a un banco si no tengo contratación para mi empresa?
En fin, me he desviado un poco del tema pero es que llevo una semana de despidos que no se la deseo a nadie.
Lo del bis es un misterio, sólo he hecho un comentario ¿¿¿???
Sorry
A mi siempre me ha gustado mirar a través de los cristales.
Pero como soy miope, me tengo que arrimar mucho (a veces demasiado) si quiero ver algo.
A veces tras un escaparate oscuro hay un mundo de luz.
Algunas veces he conseguido ver mi reflejo, y lo he usado como espejo.
Otras veces me ha asustado lo que he visto, y tal vez por pereza, he dejado de mirar.
Y otras veces, por más que me arrimo a un cristal, dónde otra gente ve y admira, yo no consigo ver nada.
Pero nunca podré evitar seguir asomándome a los cristales.
Creo que tú tampoco...
Besos
No me digas querido zurdo que acabas de descubrir el existencialismo, no es una crítica, todo lo contrario los muy post adolescentes que sentimos esa pulsión somos "especiales", o eso creo yo. Ayer vi un documental sobre los pigmeos, como cantan polifonicamente, la cultura tan rica que tenian y que aún conservan en parte y su desarraigo cuando se mezclan con esas cosas que proporciona el hombre "desarrollado", y entonces, donde no había ninguna carencia, comienzan a aparecer jovenes perdidos y mujeres abandonadas, en aldeas remotas del congo.
¿Qué ocurre cuando tú te sientes como si estuvieras dentro de un escaparate y no deseas ver tu reflejo en ningún espejo?
Yo sí que necesito un diván...
Besazos mil.
P.S.1: Me ha encantado esta entrada.
P.S.2: La pregunta va en serio.
Voy a pensarme si lo imagino, lo invento o lo ignoro. Mientras me tumbo en el diván, que me hace una falta.............
Qué bien lo has explicado Mariano, a mi tb me ha encantado esta entrada...
Yo estoy ahora mucho con el tema de los espejos con lo de la terapia precisamente...
De verdad que bienvenidas sean tus reflexiones cotidianas :D
Ah, y felicidades a quienes sean los cumpleañeros :D
Algunas veces nos engañan, otras no dejamos engañar y las mas gorda, que nos autoengañamos...
Y cuando estamos en ese punto, tan nuestro del autoengaño, es cuando podemos perfectamente ser hasta jueces de todo, porque estamos pro encima de lo real.
Lo malo es cuando te das cuenta y te conectas, ahí es cuando aparecen los espejos... qué envidia querido Mariano, ya estás del todo conectado :)
Besicos
P.D mira que es dificil, pero de mis post favoritos
A los viejos no le gustan las viejas, ni a las viejas los viejos, se besan solo para llamar la atención, con asco, aunque esta buena la abzurda reflexión.
y los ojos de esa morena que te mira a los ojos? son espejos o escaparates?
todo es demasiado porno.
Un saludo.
jajajajaa Moisé, no hombre no seas tan drástico. Yo soy vieja y me encanta mi viejo y el asco brilla por su ausencia.
Ves esa es la diferencia entre escaparate y espejo. Para ti es lejano, para mi cercano.
Mariano, cuando sacas al psicoanalista que llevas dentro y dejas reflexiones tan acertadas como esta, me dan ganas de aplaudirte. plas, plas, plas. supongo que esto es empatía.
Hola Sr. Zurdo, venía a por lo de la psicocutreanalítica gratis.
(No entendí muy bien a qué querías llegar con este relato)
Besos
Felicidades a los felicitables, si no es demasiado tarde; felicidades también a los dos personajes, como mínimo por provocar reflexiones;
y felicidades por último al bloguero, por las reflexiones provocadas.
Al final la vida acaba siendo un escaparate del que apenas puedes comprar nada de lo que ves. La mayor parte de las veces no está en venta y las otras, aunque parezca abzurdo (nótese el juego de palabras :D ), ya las poseemos, aunque no nos demos cuenta de ello. Al fin y al cabo la humanidad es demasiado homogénea...
Mgqseaml, pues serás besada, tú tranquila…
Fraisamuel, lógico que te hayas desviado. Es que el tema del que tratas es muy duro y desagradable.
Te mando muchos ánimos.
Trasto, imposible, nunca dejaré de mirar.
JOAKO, más bien lo redescubro. Me gusta ir revisando lo que ya sé y comparándolo con la realidad, a veces cambiante.
Irreverens, tu pregunta suena seria, pero me temo que no tengo una respuesta rápida.
Vitruvia, pues ponte cómoda, no hay prisa…
Wen, me alegro de que te veas “reflejada”.
Belén, gracias guapa. Era tal paja mental que no sabía si os iba a decir algo.
Moisé, o demasiado poco porno, según se mire…
Leire, por algún lado tenía que salirme la vena de psicólogo.
Mita, más que un relato era una reflexión ad limitum. No sé lo que quería decir, no lo escribí queriendo decir nada. Viví una sensación repetida y quería compartirla con vosotros, sin más. Cada uno que extraiga sus propias conclusiones.
Estilografic.blog, qué de felicitaciones, ni que se acercara la navidad…
Iván, así me gusta que juegues con la abzurdez de las palabras, jajaja
Iba a decir que a veces se vuelven opacos aunque sólo temporalmente y me doy cuenta de que no, que para algunas personas es permanente.
Aunque tarde, felicita de mi parte a esos dos escorpiones de J y M. Y salir a celebrarlo de nuevo, anda.
Besotes
Hola Mariano..¿te das cuenta quien soy).LLevo varias veces intentando entrar en el bloG y no hay forma ,no me da entrda!perdon! no me da entrada porque algo hago mal.
Me encanta el cuaderno en que escribes,me encanta como de una forma sencille"miras con lupa a ras de suelo" y obtienes fotos sorprendentes,me gusta como observas,(no se si fue en el blog de Juan Cruz el otro dia) ,las sensaciones que expirementabas cuando ibas sin prisa por La Gran Via y lo qmucho que te relajaba el observar toda la esceneografia que contemplabas...me gusta tu forma de ver las cosas;no lo digo solamente por tu blog(tengo que entrar muchas más veces)sino los comentarios que dejas en el de Juan CRUZ y en el nuestro.
Vuelvo a decirte que me encanta tu cuaderno,me trae recuerdos.
!carallo,menudo rollo!
Besiños dende a beiriña do mar en Pontevedra que é boa vila.
Raquel, pues sí, hay gente que permanece en la opacidad constante. Peor para ellos si es queriendo, y pobrecitos si no pueden hacer otra cosa.
Soto, claro que sé quien eres y me alegra verte por aquí. Parece que conseguiste entrar. Me alegro de que te guste lo que ves. Como puedes observar soy igual en esta casita, que ya es tuya, que en la vuestra, que en las ajenas.
Un abrazo fuerte.
tambien los hay de mercadillo sin cristal interpuesto y de saldo en oferta dos por uno, se les ve por perdidos y por lo mismo se nos distraen al girar por el rabillo de ojo, sin reflejar apenas la luz por opacos o descoloridos, suelen hacer bulto de tránsito o transito entre bultos, pasan de largo en corto y de lejos son casi espacios vacios, masas informes de historias sin capítulos, archivadas sin nombre e identificadas por números primos, indivisibles y solitarios, pequeñas gotas de agua en el cauce de los rios...
joé, ala pa que vuelvas, que hacía un güevo y parte de la yema del otro que no te comentaba nada :), por cierto que me encanta el papel con que has cubierto las paredes de tu nueva casa, un abrazote...
He llegao tarde, jeje. El año que viene estaré más atento ;)
Alfman, como siempre te digo, tus comentarios suelen ser magníficos epílogos. Gracias.
Simpulso, llegas tarde porque vas en taxi, leches. Si fueras en metro... Bueno, también llegarías tarde.
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