Metrohistorias
- Pues qué quieres que te diga, bien mirado aquí se está más fresquito que en la calle, que en la oficina y que en casa, y un día sin aguantar al pelma de mi jefe como que se agradece. Y que Jacinto lidie hoy con las mellizas, que desde que se acabó el cole no hay quien las aguantes –le decía una mujer a otra en el vagón del metro tras escuchar por los altavoces las últimas incidencias técnicas.
- Por causas técnicas se suspende el servicio de aire acondicionado en todas las líneas del metro…
- Pues qué quieres que te diga, bien mirado aquí se está más fresquito que en la calle, que en la oficina y que en casa, y un día sin aguantar al pelma de mi jefe como que se agradece. Y que Jacinto lidie hoy con las mellizas, que desde que se acabó el cole no hay quien las aguantes –le decía una mujer a otra en el vagón del metro tras escuchar por los altavoces las últimas incidencias técnicas.
- Por causas técnicas se suspende el servicio de aire acondicionado en todas las líneas del metro…
¿Verdad o mentira? Ni lo uno ni lo otro, pero casi. Una exageración que roza la cruda realidad. Ya hay dos líneas interrumpidas por obras (escribo de memoria, pero creo que son la línea 2 y la línea 7 en varios tramos). Pues esta mañana, en el espacio de un cuarto de hora, han anunciado que por causas técnicas se suspendían otros tramos de la línea 4 y de la línea 10. Vamos, toda una aventura eso de llegar a ningún sitio. Habrá que plantearse lo de llevar un kit de supervivencia por si las moscas… Yo hoy he esquivado todos los tramos averiados y he podido abrir la tienda sin retrasos, pero… ¿y mañana?
Descotidianidades (también en el metro)
A la ida, en un largo pasillo, un hombre canta canciones de Serrat. Tiene una voz preciosa y toca la guitarra de maravilla.
A la vuelta, en el mismo largo pasillo, un hombre con cinco dientes aporrea una guitarra y emite sonidos que pretenden formar una melodía. Sin conseguirlo, es obvio.
Entre la ida y la vuelta medió una visita al zulo, mi antigua oficina, para dar una curso de formador de formadores. ¿Tendrá algo que ver la conocida toxicidad del zulo con el cambio de intérprete por perpetrador en el mismo escenario? Como mínimo, da para un relato.
A la ida, en un largo pasillo, un hombre canta canciones de Serrat. Tiene una voz preciosa y toca la guitarra de maravilla.
A la vuelta, en el mismo largo pasillo, un hombre con cinco dientes aporrea una guitarra y emite sonidos que pretenden formar una melodía. Sin conseguirlo, es obvio.
Entre la ida y la vuelta medió una visita al zulo, mi antigua oficina, para dar una curso de formador de formadores. ¿Tendrá algo que ver la conocida toxicidad del zulo con el cambio de intérprete por perpetrador en el mismo escenario? Como mínimo, da para un relato.
Agradecimientos a la blogosfera
Esta semana se han pasado por La clandestina otras dos blogueras. A principios de semana nos visitó Leo. Jugó al despiste. Entró sin decir nada y se pasó un buen rato indagando por las estanterías. En un momento dado se fue para el mostrador y me dijo: “me llevo éste, y a ver si tienes uno que se llama La tinta azul de la memoria”. En ese momento, y tras carcajadas de nerviosismo enchufé a la presunta cliente con un potente foco de interrogatorios y le rogué que saliera de la clandestinidad. Estuvimos hablando un buen rato sobre su novela, sobre libros, sobre las librerías de barrio…
Ayer, directamente desde Madison, vino Raquel con sus hermanas (ni una, ni dos, ni tres, ¡que son seis!). Tenía muchísimas ganas de conocer a Raquel, porque el agua salada del Atlántico ha sido un magnífico conductor para crear una magnífica relación. Lo pasamos genial con las seis y, con un poquito de suerte, nos veremos otra vez a finales de agosto antes de que vuelva a cruzar el charco. Y para colmo acabo de ver que nos ha dedicado una entrada, como siempre, con una mezcla de fotos y texto que siempre nos hace viajar con ella.
Y quería aprovechar para agradecer una vez más a todos los blogueros que os habéis pasado por la tienda (no os nombro, que últimamente estoy olvidadizo y no quiero dejarme a ninguno/a en el olvido) y a todos aquellos que vendréis y que, desde la distancia, nos estáis dando tanto apoyo y nos estáis cargando de energía positiva.
Esta semana se han pasado por La clandestina otras dos blogueras. A principios de semana nos visitó Leo. Jugó al despiste. Entró sin decir nada y se pasó un buen rato indagando por las estanterías. En un momento dado se fue para el mostrador y me dijo: “me llevo éste, y a ver si tienes uno que se llama La tinta azul de la memoria”. En ese momento, y tras carcajadas de nerviosismo enchufé a la presunta cliente con un potente foco de interrogatorios y le rogué que saliera de la clandestinidad. Estuvimos hablando un buen rato sobre su novela, sobre libros, sobre las librerías de barrio…
Ayer, directamente desde Madison, vino Raquel con sus hermanas (ni una, ni dos, ni tres, ¡que son seis!). Tenía muchísimas ganas de conocer a Raquel, porque el agua salada del Atlántico ha sido un magnífico conductor para crear una magnífica relación. Lo pasamos genial con las seis y, con un poquito de suerte, nos veremos otra vez a finales de agosto antes de que vuelva a cruzar el charco. Y para colmo acabo de ver que nos ha dedicado una entrada, como siempre, con una mezcla de fotos y texto que siempre nos hace viajar con ella.
Y quería aprovechar para agradecer una vez más a todos los blogueros que os habéis pasado por la tienda (no os nombro, que últimamente estoy olvidadizo y no quiero dejarme a ninguno/a en el olvido) y a todos aquellos que vendréis y que, desde la distancia, nos estáis dando tanto apoyo y nos estáis cargando de energía positiva.
Descojonciamiento
Acaban de llamarme a la tienda preguntando por la señora Saketumí, que es el nombre de nuestra empresa. ¿Habrá pensado que era la señora de la casa porque ha leído Saketumí S.L. y ha interpretado que S.L. significa Sus Labores, como antiguamente? (hago constar que digo antiguamente a sabiendas de que por desgracia es algo actual, pero con la esperanza de que deje de serlo).
Acaban de llamarme a la tienda preguntando por la señora Saketumí, que es el nombre de nuestra empresa. ¿Habrá pensado que era la señora de la casa porque ha leído Saketumí S.L. y ha interpretado que S.L. significa Sus Labores, como antiguamente? (hago constar que digo antiguamente a sabiendas de que por desgracia es algo actual, pero con la esperanza de que deje de serlo).
15 comentarios:
Parece que te vuelves a instalar en la rutina, una rutina gozosa por elegida. Las historias de metro son siempre escandalosas, el metro tiene un que se yo que solo tiene, lo tiene el metro (melodía de Krae)
Me llegó el cargo a la tarjeta de los lobros que os compré
1- El metro es un submundo, realmente.
2- Muy gráfico ese cambio de artistas, sí...
3- ¿Leo también? ¡Qué bonito!
4- Y seguro que se pensaban que iban a hablar con una japo, ¡jajaja!
Besotes y feliz fin de semana.
Mariano, a mi me llamaron el miércoles y cuando lo cogí me preguntaron por mi madre..... en fin, sin comentarios.
Yo estaré un par de semanas sin subierme al metro... que con este calor es algo que se agradece la verdad.
Pero preguntaron por Saketumí before breakfast o after breakfast?
Uy, me parece que lo de buscarte la buhardilla al ladito de la librería se hace cada día más urgente.!!!
Ya es que empiezo a leer tus relatos, veo la palabra "metro" y me entra agobio :)
Yo quiero ir en otoño a Madrid, si todo me va bien. Y por supuesto que me pasaré por vuestra Clandestina.
Qué guay! Acabo de ver las fotos de Raquel. Qué bonita es la librería y qué bonita es la calle...
Pues mientras no te llamen de alguna empresa de plásticos para comprar policarbonados.....
(lo digo porque mi hermano trabaja en el sector, a ver si husmea en mi ordenador y se lanza XD)
besos!
¿Pues a lo que te dedicas tu, a tus labores no?
¿Y a mi no me mencionas? porque ya he ido unas cuantas veces...
Mencióname leche!
...qué poco detallista, le voy a decir a tu chica que se busque otro más detallista, que lo sepas.
Fue un placer conoceros, y conocer la Clandestina. Y espero que nos sigamos viendo por ahí mucho, mucho tiempo.
Un besote, librero.
Mariano y Carlos, si es que sois unos cielazos. Ha sido un gusto conoceros por fin, la verdad. Quiero más. Hay que conocer al resto de los pasajeros a bordo!!!
Yo soy más de autobús, pero el metro tiene su punto.
Queda demostrado científicamente el poder tóxico del zulo.
A ver, a ver cuándo puedo ir...
Quiero ir a Madrid a esa pequeña librería...
Besicos de limón
P.D.: He vuelto
Hay que mirar la cosas de forma positiva, hombre. Cuando el metro se estropea a uno le da tiempo a leer mucho más. Anda que no habré yo terminado libros así... Y si lo piensas... cada vez que un sufrido usuario del metro termina un libro, luego empieza otro, y para eso tiene que comprarlo, y para comprarlo tiene que ir a una librería... Oye, ¿tú no te estarás haciendo publicidad encubierta? ¡Bribón!
hablando de zurdos y demas.. me hiciste acordar a "perdon por la izquierda" buen material, lo recomiendo
Saludos
como mola eso de ir de incógnito, la próxima vez lo hago - a ver cuándo porque a este paso..
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