Rabia, dolor, indignación, impotencia, lástima... Me faltan las palabras para expresar una vez más otro despertar con la noticia de otro atentado mortal de ETA. Quizás el silencio (no la parálisis, sino todo lo contrario), sea la mejor respuesta, porque siento que añadir una palabra más a la lista no sirve para nada, quizás sólo para desahogarme.
La sensación de haber vivido esto una y otra vez, una y otra vez, una y otra vez..., lejos de provocarme la sedación de la rutina, acrecienta la rabia y el dolor. La lástima siempre es igual de grande.
Las tertulias de periodistas mañaneros con "ya los dijes", con pócimas mágicas, con culpabilidades cruzadas, con análisis recalentados, con oportunismos repugnantes, me recuerdan por qué cada día veo menos la tele. Y eso que todavía no ha llegado la refriega política, que la habrá. Y con menos horas de duelo que antaño.
Ayer estuve en la presentación de un libro con tres amiguitos/as. El acto era en una librería muy especial: El dragón lector. Es una de las pocas librerías especializadas en literatura infantil que hay en Madrid. Es pequeñita pero está muy bien aprovechada, y llevada con mucho cariño por Pilar y José Andrés, con los que estuve charlando (de novato a expertos) y que cerraron el acto en su faceta de cuentacuentistas. Se presentaba la reedición de un libro de Juan Cruz, Serena.
Siento parecer un friki, pero me hizo especial ilusión que Juan Cruz me reconociera y me saludara, que me dijera que los blogueros preguntaban por mí en el blog porque hace mucho que no aparezco, que me dijera que me iba a presentar a una admiradora mía (que finalmente no pude conocer porque cuando me la quiso presentar ya se había ido), que una compañera suya me dijera, "anda, tú eres Mariano, yo también te leo..." Siempre he defendido que pequeñas dosis de vanidad, de egoísmo (palabras tan denostadas), lejos de ser malas, ayudan a andamiar la autoestima, cosa harto necesaria que ocurre pocas veces.
Estábamos rodeados de libreros y editores (Juan Cruz me animó a hacer relaciones para el tema de la librería), pero uno de mis defectos es la timidez en ese tipo de situaciones. Además, confesaré aquí, que llevaba para la ocasión, bien guardadito en la cartera, un ejemplar de mi ya huérfana de madre (de editora) La tinta azul de la memoria. El ejemplar sigue en la cartera, huelga decirlo, y no fueron pocas veces las que me imaginé a mí mismo caminando hacia la directora de Siruela o hacia el director de Santillana, que allí estaban, novela en ristre y con cara de "buenas tardes, te voy a hacer un favor porque te voy a dejar leer una novela que no tendrás más remedio que publicar". Otra vez será. O no. La mezcla de pasar página y las ganas de conseguir un mejor trato para mi novelilla aún siguen con su pulso con ambos brazos en ángulos de noventa grados. ¡Editores y editoras, venid a mí!
Estos días son una maravillosa locura. No tengo ni un minuto libre. Cuando no estoy hablando por teléfono, estoy andando hacia algún sitio, o estoy andando mientras hablo por teléfono. Ayer llegó el primer pedido a la librería y hoy llegará el segundo. No sé bien describir las sensaciones que estamos viviendo (las sensaciones compartidas generan una energía impresionante). Sólo puedo decir que son todas positivas y que esto huele a algo bonito y duradero (lo de duro se cae por su propio peso, eso ya está echado a la espalda). Estoy sacando ratitos para escribir (estoy acabando un libro de relatos) y para leer (estoy acabando La tregua, de Benedetti). Lo malo es que tengo poco tiempo para actualizar el blog y menos aún para leeros (esto ya lo he dicho varias veces en los últimos tiempos, pero no por pesado deja de ser menos cierto). Echaros de menos, espero que sirva de algo. A mí me sirve.
Mañana me voy a Holanda con mi coro. Daremos un concierto en Naarden el viernes y en Ámsterdam el sábado. Y a partir del domingo, y hasta el miércoles, haré el turistón con unos pocos del coro. Intentaré cargarme aún más las pilas, porque a la vuelta me espera mucho trabajo. Y estoy deseando enfangarme en él.
Y encima te voy a echar de menos. Mucho. Es la primera vez que me voy de viaje y ya estoy deseando volver.
Nos vemos el miércoles 21. Lo de siempre, que me reguéis las plantas, que hay cervezas frías en la nevera y que hasta la vuelta.
La sensación de haber vivido esto una y otra vez, una y otra vez, una y otra vez..., lejos de provocarme la sedación de la rutina, acrecienta la rabia y el dolor. La lástima siempre es igual de grande.
Las tertulias de periodistas mañaneros con "ya los dijes", con pócimas mágicas, con culpabilidades cruzadas, con análisis recalentados, con oportunismos repugnantes, me recuerdan por qué cada día veo menos la tele. Y eso que todavía no ha llegado la refriega política, que la habrá. Y con menos horas de duelo que antaño.
Ayer estuve en la presentación de un libro con tres amiguitos/as. El acto era en una librería muy especial: El dragón lector. Es una de las pocas librerías especializadas en literatura infantil que hay en Madrid. Es pequeñita pero está muy bien aprovechada, y llevada con mucho cariño por Pilar y José Andrés, con los que estuve charlando (de novato a expertos) y que cerraron el acto en su faceta de cuentacuentistas. Se presentaba la reedición de un libro de Juan Cruz, Serena.
Siento parecer un friki, pero me hizo especial ilusión que Juan Cruz me reconociera y me saludara, que me dijera que los blogueros preguntaban por mí en el blog porque hace mucho que no aparezco, que me dijera que me iba a presentar a una admiradora mía (que finalmente no pude conocer porque cuando me la quiso presentar ya se había ido), que una compañera suya me dijera, "anda, tú eres Mariano, yo también te leo..." Siempre he defendido que pequeñas dosis de vanidad, de egoísmo (palabras tan denostadas), lejos de ser malas, ayudan a andamiar la autoestima, cosa harto necesaria que ocurre pocas veces.
Estábamos rodeados de libreros y editores (Juan Cruz me animó a hacer relaciones para el tema de la librería), pero uno de mis defectos es la timidez en ese tipo de situaciones. Además, confesaré aquí, que llevaba para la ocasión, bien guardadito en la cartera, un ejemplar de mi ya huérfana de madre (de editora) La tinta azul de la memoria. El ejemplar sigue en la cartera, huelga decirlo, y no fueron pocas veces las que me imaginé a mí mismo caminando hacia la directora de Siruela o hacia el director de Santillana, que allí estaban, novela en ristre y con cara de "buenas tardes, te voy a hacer un favor porque te voy a dejar leer una novela que no tendrás más remedio que publicar". Otra vez será. O no. La mezcla de pasar página y las ganas de conseguir un mejor trato para mi novelilla aún siguen con su pulso con ambos brazos en ángulos de noventa grados. ¡Editores y editoras, venid a mí!
Estos días son una maravillosa locura. No tengo ni un minuto libre. Cuando no estoy hablando por teléfono, estoy andando hacia algún sitio, o estoy andando mientras hablo por teléfono. Ayer llegó el primer pedido a la librería y hoy llegará el segundo. No sé bien describir las sensaciones que estamos viviendo (las sensaciones compartidas generan una energía impresionante). Sólo puedo decir que son todas positivas y que esto huele a algo bonito y duradero (lo de duro se cae por su propio peso, eso ya está echado a la espalda). Estoy sacando ratitos para escribir (estoy acabando un libro de relatos) y para leer (estoy acabando La tregua, de Benedetti). Lo malo es que tengo poco tiempo para actualizar el blog y menos aún para leeros (esto ya lo he dicho varias veces en los últimos tiempos, pero no por pesado deja de ser menos cierto). Echaros de menos, espero que sirva de algo. A mí me sirve.
Mañana me voy a Holanda con mi coro. Daremos un concierto en Naarden el viernes y en Ámsterdam el sábado. Y a partir del domingo, y hasta el miércoles, haré el turistón con unos pocos del coro. Intentaré cargarme aún más las pilas, porque a la vuelta me espera mucho trabajo. Y estoy deseando enfangarme en él.
Y encima te voy a echar de menos. Mucho. Es la primera vez que me voy de viaje y ya estoy deseando volver.
Nos vemos el miércoles 21. Lo de siempre, que me reguéis las plantas, que hay cervezas frías en la nevera y que hasta la vuelta.
Besitos/azos
16 comentarios:
Cuántas cosas hoy....Pues nada, hasta la vuelta.
¡Ay, esa timidez...! (tirón de orejas, hala.)
:P
Disfruta del paréntesis holandés y tráete unos tulipanes para ella.
Yo ya sabes que te riego las plantas con mucho gusto.
Besitos
Bueno, no te apueres, que soy una golfa, y eso qué significa?
Pues que si quieres ya hablaré yo con ellos :)
Y gratis JA!
Y que tengo muchas ganas de veros en el nuevo sueño Mariano, no sabes bien cuanto!
Besos, yo también os echo de menos, no se si os sirve, pero si...
P.D Hay Ámbar?
Mariano,¿que vida mas intensa tienes!, otra palabra denostada es "envidia", pero no hay otra para describir lo que siento por tu vida, que me parece interesantisima.
has de saber que me he enganchado a la Callas (Cecilia Sophia Anna Maria Callas), porque en una bibloteca en la que entre para usar internet, vi uno de sus discos en prestamo y pense, si Mariano canta en iglesias musica culta esto tiene que molar, y lo pille, un flipe, pero es a mi hijo de tres años al que mas le gusta.
Un beso
¡Buen viaje por tierras holandesas! Traete pa'ca algún jurgolista para el aleti, que los holandeses suelen dar buen resultado.
Me das mucha envidia (sana, ¿eh?)por muchas razones, pero sobretodo, por no poder pringarme todo lo posible con la clandestina...pero disfruto mucho a través tuyo...
Disfruta muchísimo, no te asustes de los precios en Holanda y canta bonito. Nosotros nos ocupamos de todo lo demás.
Un besote
Paso de comentar nada de estos asesinos de mierda, ni siquiera como homenaje a esta nueva víctima. Son unos hijos de puta, sin más.
Echar de menos es querer más, por cierto, es bueno.
Salud!
No sabía que también cantabas. Si es que llevo por aquí sólo un par de semanas.
Buen viaje.
Hey, lo mismo de este viaje nace una novela: El polen azul del tulipan.
Pásalo bien por esas tierras que como se descuiden son aguas.
No hablaré aquí de ETA.
Te deseo suerte mucha suerte en el viaje físico a Holanda y en literario que iniciaste hace unas semanas ( o meses)
Petonets/petonassos
pásalo genial holandeando! y a la vuelta organiza ya la inauguración, anda, jajajajajaja
Esa timidez... lo mismo se te pasa un ratito si en Amsterdam te metes en Madurodam, esa ciudad en miniatura... Te aseguro que te sentirás crecer por momentos.
Bikos.
Tirapalante con La Tinta, Mariano. La próxima vez la timidez en el bolsillo y el libro en la mano ;)
Suerte y ánimo con todo.
Abrazos
¿Lo véis?
Si cuando el dice que no le leo es mentira...
Pero le leo tarde, mal y arrastro, eso lo tengo que reconocer,jajaja.
Besitos zurdooooooooo
Si nada falla voy a Madrid, a un concierto de Chaouen, es el veintitantos de junio, podre visitar entonces la libreria?!?!! Aunque si te digo la verdad no se que me hace mas ilusion si conocer la libreria o conocer al simpatico dependiente que tendra....
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