Rajoy, Cañizares, Gasol y los Goya

Rajoy no tiene alergia
Que digo yo que Rajoy no tiene alergia, porque si la tuviera no se hubiera atrevido a decir la sandez aquella sobre su primo y el cambio climático (bueno, aunque no hubiera tenido alergia pero hubiera tenido un poco de cordura...). Yo, alérgico primaveral, me hallo con los ojos nazarenos y con unos estornudos hipohuracanados que estoy pensando muy seriamente en dejar mi trabajo de corrector y dedicarme al doblaje de películas de Pepepótamo. A las condiciones climatológicas impropias del invierno (aunque unos añitos más de persistencia y tendremos que considerarlas propias) se une el elevado índice de polución que hay en Madrid. El ayuntamiento gallardoniano y capitalino se empeña en maquillar los datos absurdamente (porque con salir a la calle e intentar disfrutar sin conseguirlo del horizonte ya es suficiente para hacerse una idea). La Botella, alcaldesa futurible y esposa de ese gran intelectual que es Aznar, que según ella ya no ansía el poder porque disfruta de leer, escribir y conferenciar, dice que la polución madrileña es culpa del polvo africano, y se queda tan ancha. Es que la inmigración es mú mala, mú mala...

Cañizares no tiene vergüenza
Y no me refiero al prejubilado portero del Valencia, que tampoco creo que tenga mucha vergüenza (entiéndase en este caso como timidez) a la vista de las pintas con las que me sale al campo..., Me refiero a monseñor Cañizares, más conocido como Montse, que ayer domingo en misa de 12 se cascó un monólogo de club de la comedia que lo flipas en colores. Más que una homilía, parecía un acto de campaña electoral, tanto que en vez de paloma de la paz se vio revolotear una gaviota cabreada por todo. El cardenal arzobispo de Toledo, a la sazón vicepresidente de la conferencia episcopal, y uno de los miembros insignes del ala dura de la organización (aunque me temo que esto sea un pleonasmo, porque el ala blanda no la veo yo por ninguna parte) le dio la vuelta a la tortilla, con esa dialéctica de sermón tan estudiada que tienen los curas, tan tendentes a ver al pedófilo en ojo ajeno y en mostrarnos las calderas infernales a todos los pobre mortales. Pintó a un Zapatero cercano al anticristo, y a una iglesia cercada por la horda de rojos que pretenden convertir su amada piel de toro en Sodoma y Gomera, en una orgía satánica que acabará con la quema de iglesias, conventos y monasterios. Vamos, de risa. ¡Qué mentir es pecado, coño!

Gasol jugará en los Lakers
Para un friki baloncestístico como yo, el traspaso de Pau Gasol a Los Angeles Lakers es el notición del año, muy por encima de que hayan desterrado de la parrilla a Aquí hay tomate, fíjate lo que te digo. Seis años y medio de sufrimiento en Memphis (con un sueldazo de vértigo, bien es cierto, que así también sufro yo) le han valido para dar un enorme salto. Para los amantes del baloncesto NBA, este año es la vuelta de los dos equipos más legendarios de la historia, que en los últimos años estaban titubeantes. ¿Se reeditarán los míticos duelos entre Boston Celtics (Garnett, Pierce y Allen) y Los Angeles Lakers (Bryant, Bynum, Gasol)? No será lo mismo que disfrutar de Dennis Johnson, Dany Ainge, Larry Bird, Kevin McHale y Robert Parish contra Magic Johnson, Kareem Abdul-Jabbar, Byron Scott, James Worthy, Michael Cooper, pero sin duda disfrutaremos de lo lindo.
Hay que joderse lo friki que soy… ¡No sólo de literatura vive el hombre!

Los Goya
Es difícil que una gala como la de los Goya o la de los Oscar llegue a ser un buen espectáculo televisivo, ya que tantos premios aburren al personal. Si das rienda suelta a todos los participantes, la gala se convierte en maratoniana. Si cronometras las dedicatorias, cercenas las emociones hasta el ridículo. Sin embargo creo que Corbacho ha dado con una fórmula que, con fecha de caducidad, como todo y más en televisión, hace la gala entretenida (aunque para gustos colores y seguro que más de uno tuvo que apagar la tele para no aguantarle). Destaco tres momentos:
Un Alfredo Landa aturdido, al que se le tropezaban las palabras, y recurrió a sus seres cercanos para superar el trance como mejor pudo.
Un José Luis Alcaine, Goya a la mejor fotografía por Trece Rosas y que como sentida dedicatoria se limitó a nombrar una por una a cada rosa. La historia de estas chicas es tan salvaje que ha sido difícil de atrapar dignamente ni en novela ni en película, para mi gusto, claro, pero al menos ha servido para sacar a la luz uno más de los episodios negros protagonizados por el aún reciente fascismo franquista.
Un Alberto San Juan reivindicativo, como siempre, desde las tablas del teatro o desde los micros mediáticos, cargando las tintas contra la conferencia episcopal (Animalario no desperdició en su momento la gala para denunciar la guerra de Irak, y ayer este miembro de dicha compañía tampoco desaprovechó la ocasión). Se me hizo escasa la reacción del mundo del cine contra los últimos movimientos de la extrema derecha.