27 de marzo de 2013

Desmanes

Se me cae todo de las manos. Desde hace unos meses. No debería de sorprenderme porque aunque me hiciera el despistado lo estaba esperando. Ya lo vi en mi padre y me cuentan que también lo vi en mi abuelo. De él los recuerdos se reducen a lo que puedo entresacar de las fotos en las que aparezco de muy niño a su lado.

            Debería de estar preparado, lo sé, pero no tengo edad para que las cosas se me caigan de las manos. Y al médico sólo le falta pedir la prueba del carbono 14 porque el resto me las ha hecho todas y ha descartado cualquier tipo de anomalía en mi sistema nervioso. Ni rastro de deficiencia mecánica alguna. Lo mismo que le dijeron a mi padre. Lo mismo que me cuentan que le dijeron a mi abuelo. El número de pruebas diagnósticas ha aumentado de generación en generación pero el resultado es el mismo. Las cosas se nos caen de las manos porque sí.

            A pesar de la falta de evidencias científicas todo el mundo me cree. Excepto mi mujer. No puede evitar mirarme con recelo. Está embarazada de ocho meses y es incapaz de olvidar que yo no quería tener hijos.

1 comentarios:

Anita Dinamita dijo...

Ja ja ja, qué bruto, yo me divorciaría pero ya... aunque creo que es eso lo que busca, no?
No sabía cómo iba a llegar el final, pero ya veo, fuertecito.
Un abrazo