11 de agosto de 2010

Recuperando relatos: Sin título

Se pasó toda la noche dando vueltas en la cama, tanto que el colchón más bien parecía una sucesión de laderas escarpadas, merced a los pliegues de la sábana, que en número, como los anillos en los troncos de los árboles, hablaban de largas horas de insomnio.

La almohada, fruto del rozamiento, a esas horas ya era tan dura y lisa como un canto rodado erosionado por las olas constantes de un mar sin sobresaltos.

Sin literaturas, otra puta noche sin dormir, la cuarta consecutiva sin pegar ojo. Para él era una situación novedosa. Jamás problema alguno le había quitado ni el hambre ni el sueño ni le había estropeado su maravillosa regularidad intestinal. Realmente no había pasado nada excepcional que aparentemente justificara el insomnio, y esa falta de razones añadía vueltas de cama y horas de vigilia.

Ni siquiera podría alimentarse con la compasión paseando su alma en pena por los largos pasillos de su oficina porque estaba de vacaciones. Ni podría tostar la palidez en la playa porque estaba pasando las vacaciones en casa.

- ¿Te quedas en Madrid por la crisis?

Y él contestaba que sí, por la crisis.

Y callaba que sí, por la crisis emocional (entre sus chaladuras todavía no tenía previsto viajar solo). Que nadie se anticipe, porque el insomnio nada tenía que ver con su último fracaso sentimental. Él fracasaba con la misma facilidad con la que otros aciertan.

Durante esos cuatro días (porque la noche sólo era la parte en penumbra del insomnio) probó de todo, desde bebedizos caseros que recordó de las matracas que le soltaba su abuela, hasta montar hasta la extenuación en su bici estática (y nunca mejor dicho lo de estática, porque así había permanecido desde que la compró).

Practicó ejercicios de relajación que le pusieron más nervioso. Se masturbó compulsivamente buscando un agotamiento que llegó, pero acompañado del hastío antes que del sueño.

Cuatro días sin dormir dan para buscar pecados mortales, heridas sin cerrar, traumas infantiles, letras sin pagar, remordimientos, arrepentimientos, ansias. Incluso dan para no encontrar nada. Cada segundo estéril que pasaba por el chino del análisis prometía convertirse en una semana más de párpados abiertos.

Le dio tiempo a revisar sus últimas decisiones y sus penúltimas cobardías hasta el aburrimiento, y decidió que para aburrirse era mucho más divertido ver la teletienda.

Y escuchando "¿Está cansado de usar cuchillos que no cortan? ¿Está harto de que unos cuchillos desafilados arruinen una cena especial? ¿Le frustra pasar tanto tiempo preparando una comida? Le presentamos el nuevo conjunto de cuchillos Miracle Blade III” se quedó cuajado en el sofá como la bella durmiente tras cuatro días de mordisquear una manzana de efecto retardado.

PD. Este relato no tiene título, al igual que no tiene moraleja ni trascendencia alguna, como un tanto por ciento elevado de la vida misma.
 
Y si alguno de los concursantes me quiere votar, ya sabéis, en cultura:

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Pues debió tomar un vaso de leche templada con miel y un plátano, para dormirse bien por fin.
Que bien se está leyendo los relatos sin gente!!
No sé qué título le pondría...Duermevela, Insomnio ...simplemente?
Es verdad, casi todo es intrascendente.
Besos

Juanma dijo...

A mi me va mucho el insomnio, lo uso a menudo, es por eso que soy un experto en teletiendas y mentiras tarotistas.

Salud.

José Bonilla dijo...

Buenas!, interesante blog.

Soy Jarni 17 de http://reyesdelbalon.blogspot.com/ y me pongo en contacto contigo por si te interesa intercambiar enlaces con mi blog. Ya me hecho seguidor de tu blog, hazte tu seguidor del mio.

Si es así mandame la dirección y el nombre de tu blog para que figure entre mis enlaces.

Un saludo y espero tu respuesta.

Alenajarta dijo...

Jarni17 ¿ cuál es el articulo que más te gusta del Zurdo, y porqué?...
Que tengo yo curiosidad...

Anónimo dijo...

jaajjaj, Alena.

jairo F.Quindós dijo...

contra el insomnio nocturno no se si hay solucion pero el de mediodia es facil de curar tan solo debes poner los documentales de la 2 con un poco de suerte habran repuesto el de los dragones de komodo. saludos rojiblancos zurdo

SE dijo...

Pues sí, el relato no tiene moraleja ni trascendencia alguna, pero sí mucho oficio y una mandanga que ma ha arrancado la sonrisa durante un rato, así que me da igual, muy bueno.

Por cierto, yo en estos casos lo que hago es exprimir el insomnio al límite, luego cuando voy a la cama casi no toco el suelo con los pies, y no duermo, sino que entro en coma apenas un minuto después de acostarme; incluso ahora, que el verano hace hervir estas tierras del sur.

Nos leemos.

Juanjo Montoliu dijo...

O como curar el insomnio por el precio que aparece en pantalla.