Irremediablemente mañana...

Llevo despierto desde que decidí que era hora de dormir. Esto del insomnio es una nueva experiencia para mí que espero que no se convierta en un hábito, dado como soy a moverme como pez en el agua en las rutinas. Nada ni nadie me quita el apetito ni el sueño, aunque en lo referente al sueño tendré que hablar desde hoy en pasado. En lo del apetito no. Llevo toda la noche engullendo patatas fritas, galletas y cacahuetes a golpe de orejazo en la almohada. Y claro, las migas de la ingesta compulsiva pues tampoco ayudan a conciliar...
He vivido varios episodios de esos en los que eres incapaz de discernir si estás dormido, despierto o en trance, pero la duda se ha disipado con la brusquedad de varias imágenes que me han transportado cruelmente a esta realidad nueva para mí que es el insomnio. Una de las imágenes reiterativas es que del techo caía una enorme hoja de calendario, concretamente la del 15 de enero. Caía flotando como si de una hoja caduca se tratara, cayendo liviana y retardada para retrasar inevitablemente el otoño, pero con la paradójica apariencia de una hoja enorme y una textura de pesada losa para cubrir féretros de insomnes, de 1,90 X 1,35, las medidas de mi cama que siempre está demasiado vacía. Justo cuando la hoja-losa se disponía a taparme-enterrarme, volvía a la vigilia. O continuaba en ella.
La otra imagen era aún más angustiosa. Una mano zurda, pequeña, nerviosa y nervuda, casi con alambres en vez de dedos, manchada toda de tinta azul, reptaba desde los pies de mi cama, superando con la agilidad de una oruga las arrugas de la sábana exageradas por los movimientos espasmódicos y constantes del insomnio, dejando rastros azules en su avance. Cuando la mano se aprestaba a apresar mi cuello (o a meterme el dedo en el ojo) mis párpados se abrían rodando acelerados como persianas liberadas del tope castrante.
La farola de la calle se ha empeñado en jugar inventando nanosombras con el gotelé (que por cierto a ver cuándo me animo a quitarlo), mostrándome mil formas fantasmagóricas, proporcionándome una suerte de sesión continua de cine de suspense al que yo no pedí asistir.
En mitad de la noche decidí hacer un nuevo intento y añadí más arrugas a la cama, devolviendo los gurruños de papel que poblaban la mesa de mi despacho a un simulacro de lisura inacabada. Cada folio contenía apenas un par de frases inservibles por si solas y totalmente inútiles en conjunto. Las releí y nada cambió. Probé con folios nuevos. Y nada. Jugué a escritor intempestivamente inspirado con el portátil apoyado en mi mesita-de-desayunar-en-la-cama-los-domingos (cosa un tanto absurda, porque lo bueno de desayunar en la cama es que alguien te haga el desayuno y te lo traiga). Y nada.
Finalmente debió vencerme el sueño, porque al levantarme tenía una bola de papel férreamente apretada en mi mano izquierda. Deshice la pelota tras desentumecer la mano y ante mí apareció una letra caótica propia de una escritura automática y compulsiva, alejada de mi letra pulcra de colegio de curas. Apenas se podía leer, pero descifré palabras repetidas más propias de una ecolalia o de una letanía hipnótica: blogs de papel, editores policarbonados, Zurdo, Clandestino, 15 de enero, blogs de papel, editores policarbonados, Zurdo, Clandestino, 15 de enero, blogs de papel, editores policarbonados, Zurdo, Clandestino, 15 de enero, blogs de papel, 15 de enero, blogs de papel, 15 de enero, blogs de papel, 15 de enero, 15 de enero, 15 de enero, 15 de enero, 15 de...
He llamado a la oficina para decir que me encontraba mal y no he mentido del todo. Dedicaré todo el día al puñetero relato. Sea como sea yo acabo con esta situación. De una u otra forma volveré a dormir. O termino el relato o me bebo la tinta azul de los veinte bolígrafos que me esperan ordenados en el bote de la frustración.

Pues sí, queridos amiguitos y amiguitas blogueriles. Mañana expira el plazo para entregar vuestros relatos para blogs de papel... Una hoja de almanaque mastodóntica pende sobre vuestras cabezas y una mano zurda y fibrosa amenaza vuestro cuello (o vuestro ojo)...

PD1. Gracias a todos/as los que ya habéis mandado vuestros relatos, porque tanto en cantidad como en calidad estamos muy satisfechos. En breve iremos poniéndonos en contacto con cada uno de los participantes para intercambiar impresiones e información.
PD2. Atenderemos casos especiales de personas que, habiendo sido abandonadas por las musas, hayan sido visitadas a última hora y necesiten unas cuantas horas estiradas...