A los 23 años fui campeón mundial de salto de
longitud.
Con
27 años conseguí el campeonato olímpico de salto de altura.
Me
retiré a los 31 de la competición tras obtener el campeonato del mundo de salto
con pértiga y ostentando los récords absolutos de longitud, altura y pértiga al aire libre y en pista cubierta.
Todo
el mundo loaba mis éxitos. Yo le restaba importancia argumentando que mi único
mérito radicaba en mi búsqueda enfermiza e infructuosa de hallar la manera de
postergar al máximo la caída. Lejos de rebajar la euforia, mis explicaciones se
reflejaban en titulares del tipo "El atleta filósofo desafía la ley de la gravedad
con tanta humildad como talento".
Hoy,
recién cumplidos los cuarenta y a punto de tirarme desde el ático, sólo espero
que mañana la prensa de buena cuenta por fin de mi fracaso.
5 comentarios:
Glubs...
Lo mejor es tirarse rollo bomba, como en la piscina, para caer más rápido.
XD
Por cierto, Zurdix, creo que tu amistad con la señora Casero te está afectando demasiado.
(Suicidios, muertos, ya sabes...)
:P
Deberías irte a escribir a un cementerio gótico :)
¿No es una bonita idea?
Cuarenta!! qué mayor eres,¿no?
Kuss
40 años no son nada, sobre todo si caes a plomo.
¡Genial! Me ha encantado. Lo único... ¿no es más bien un éxito? Al fin y al cabo, el hecho de tirarse desde el ático postergará la caída al máximo, más que cualquier salto de altura o de pértiga, ¿no?
Pequeño apunte pedante: falta tilde en la última línea, "dé" :)
Un saludo,
Paula
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